El injerto de encía se realiza a través de intervenciones de microcirugía consistentes en la extracción de tejido de una zona blanda cubriendo la raíz que queda expuesta impidiendo que la encía siga retrayéndose. Esta intervención la practica un periodoncista bajo anestesia local.
El procedimiento se desarrolla en una intervención sencilla, poco invasiva y de corta duración. Después de este injerto de encía, el diente o implante recupera la protección natural de la encía. Pone también freno al avance de la pérdida de tejido aminorando el riesgo de sufrir movilidad dentaria o pérdida de piezas.
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Tipos de injerto de encía
- Injerto de tejido conectivo: Se secciona un trozo de paladar y se desconecta el tejido subepitelial para unirlo a la encía que rodea el diente expuesto.
- Injerto gingival libre: En esta ocasión se usa el tejido completo en los pacientes con las encías extremadamente finas y precisan de tejido adicional.
- Injerto de tejido gingival pediculado: En este caso se utiliza el tejido de la parte de la encía alrededor del diente que necesita la restauración. El pedículo es seccionado en parte para después ser cosido. Este tipo de injerto es adecuado para pacientes con suficiente material rodeando el diente.
Retracción de las encías
El problema causante de que se haga necesaria una intervención de injerto de encías se denomina retracción de encías. Este es un problema principalmente estético que pone en riesgo la estabilidad de los dientes generando molestias y haciendo parecer a los dientes más largos y desconectados.
Cuando la mucosa es dañada y desaparece gran parte del soporte en el hueso es cuando la encía empieza a retraerse. Para proteger esa zona que queda al desnudo la solución más eficaz es sin duda el injerto de encía.
Las causas que generan esta retracción gingival van desde malos hábitos como el tabaquismo, un cepillado demasiado brusco o un fuerte traumatismo recibido, hasta la presencia de enfermedades periodontales como la gingivitis avanzada, la acumulación de sarro solidificado o la piorrea.
Esas bolsas o huevos que deja la retracción de las encías son un lugar perfecto para la acumulación de bacterias que a medio o largo plazo pueden reportar graves problemas. Esta patología junto a una mala higiene va habitualmente unida a enfermedades crónicas como SIDA, diabetes.
Postoperatorio del injerto de encías
Lo primero es recordar que esta intervención por sí misma no es dolorosa puesto que no excede de la hora de duración y se administra anestesia local. Se suelen colocar dos puntos de sutura que son retirados al cabo de una semana. Sin embargo, sí conviene seguir unas pautas de cara a la recuperación.
Si en la operación ha habido mucho movimiento en la zona intervenida hay cierto riesgo de que esta se necrose, aunque no es ello signo de alarma. Pueden aparecer una serie de hematomas o inflamaciones que desaparecerán a los pocos días. La complicación más seria sucede cuando la raíz no ha quedado del todo cubierta.
Sigue las recomendaciones del especialista de cara al periodo postoperatorio.
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